sábado, enero 17

concerto in g - antonio vivaldi


No tenía gracia pensar sola. Dormir sola. Reir sola.
Pero no quería la compañía de nadie. Ni siquiera la de ella misma.
Eran muchas cosas.... cosas que suponía, que no sabía oficialmente, que no quería pensar que eran verdad. O sea, de todas formas eran verdad, pero... no se. Me sorprendí un poco. Nunca pensé que fuera tanto.
Es de esas veces que estas convencida que vas a hacer algo, porque probablemente sea para mejor... o quizas no, pero igual no es para mal... la weá es que igual no lo haces, porque no puedes. Vas al borde, segurisima de que vas a saltar. Total... a quién podría hacerle mal? Y al final no saltas. No saltas y te pones a llorar porque te da miedo. Porque nunca pensaste que fuera tanto. Habias dejado de sentir, y justo en ese momento de la verdad, te das cuenta que en realidad si era muchisimo.
Mejor no saltas. No porque te de pena dejar a alguien atrás, no porque no quieras. No es sano, amor. Para ninguno de los dos.
Pero tampoco sería sano perdernos.
Si igual es una mierda. No quiere terminar, y en vez de eso, va a su casa a escuchar la banda sonora de Marie Antoinette. Prefiere arrepentirse de no haber hecho algo que de haberlo hecho.
Y no se siente bien. Odia a todo el mundo. No quiere estar ni con ella misma. No quiere estar con nadie. No quiere hablar, no quiere salir. Sólo quiere pensar...
qué tengo? qué me pasa? porqué reconchesumadre nunca se nada de mi?
Está aburrida... no sabe de qué, pero está aburrida. Quiere salir, quiere estar sola. Quiere no pensar en nada ni en nadie. Quiere que.... no.
quiero escribir algo romanticón.
chau.

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